El cielo lucía sus mejores galas, provisto de
un sin fin de colores, presentaba una calma inigualable, cualquiera que
observara ese paisaje se veía invadido por la paz, por la tranquilidad, por la
Sakina divina , a pesar de que en él se
agitaban los fuegos fatuos, excitantes
luces azuladas, verdes y ámbar, deambulaban en el cielo, ese majestuoso paisaje, esa gracia divina, subhana allah,
subhana ma jalak, se me inunduban los ojos de lágrimas, ante la magestuosidad
de esa visión , y así me percaté de la insignificancia de mi persona ante
tan extraordinaria experiencia.
Mi presencia en el cosmos era una simple mota
de polvo, una simple mota de polvo con toda su complejidad con toda su
sencillez.
Era una noche cualquiera de Ramadan, estaba en la
ciudad que me vió nacer, mi alma desnuda ante mi gente, ante mi patria, ante
mis orígenes, ante el creador, los ojos
despedían chispas de felicidad, era una felicidad extraña, una felicidad que invadía el cuerpo, se apoderaba de él, lo conquistaba, sentía el alma que se hinchaba , se engrandecía y poseía todo mi ser, era como si corría por mis venas
no sangre sino placidez y regocijo.
Una vieja qaftan me cubría y un chal de mi
abuela ( rahimahu ALLAH) , impregnado con su olor a pesar del transcurso de los años, raído por el tiempo, intacta su emoción , no consigo
desprenderme de él, atado a mi, es mi manto, “mi santo manto”, en una
de las manos un vaso de té verde, con shiba y algo de hierba
luisa, él cual para mi era un elixir, creo que
si el paraíso tiene té, ese se parecería a él.
Sentada
en la humilde azotea de la blanca casa,
las ropas tendidas, bailoteaban al son de la brisa, y formaban sombras que me
acompañaban durante esa oscuridad. Algunos de nuestros vecinos, había
convocado a un grupo de tolab, para que recitaran el Sagrado Corán durante aquella
noche tan especial. Sus voces, sonaban en toda la callejuela, que maravilla de
recitación, si el universo sonara a algo, ese sería su sonido, la piel como escarpía, los oidos maravillados por las letras
divinas, el alma en vilo ante la belleza de la palabra de ALLAH, los ojos clavados
en el cielo, no conseguía proferir ni una sola palabra, sólo y únicamente La
ilaha ila Allah, no conseguía hacer otra cosa, que no sea nombrar al amado, al
misericordioso, al rahman, al rahim, al wadud, y así prosiguió mi noche,
lloraba, lloraba, no sé si eran las lágrimas del arrepentimiento, no sé si
eran las lágrima de tajashu3, una especie de sentimiento raro y extraño que se fusiona justo entre la frontera del miedo y el amor, quizás eran las lágrimas que consiguieron
limpiar mi alma, quizás mi purificación, mi manera de mostrar mi sumisión
ante el creador de lo mundos, ante mi amado y mi señor.
Oh tu , que eres el más grande, el
misericordioso, el perdonador, el sustentador, dios de los mundos, mi dios,
guíame hacia tí, guíame hacia tu morada,
colma mi corazón con tu amor y temor, colman mi alma con tu imán, colma mi ser
con tu Islam, hazme encontrarte en cada mirada, en cada gesto, en cada persona,
sé mi inicio y mi destino, conviérteme en una de tus mu´minat salihat ( correctas piadosas), perdona mis pecados, dios de los mundos, inaka gafurun rahim, allahu,
allah, protégeme y guiáme hacia tu luz, colmame de tus chispas de divinidad,
evita que me pierda en este mundo, atraída por lo material e intrascendente, se me guía, ……. Guía a tu umma, guía a tu creación, ya raba
al 3alamim ( oh tu señor de los mundos)
Imla3 9albina bil ya9in, ( llena mi corazon
con la verdad) tabitna 3ala hada din (
reafirmanos en esta fe)……ya ALLAH, ya ALLAH...
( Escrito por Sakina Saf), respeta mis sueños y mis recuerdos! Para mí son de gran valía por ello los comparto contigo.
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